miércoles, 20 de noviembre de 2013

Estrategias para la gestión de conflictos. Podemos aprenderlas y entrenarlas para prevenir y controlar el estrés


   «Lo que los seres humanos necesitamos no es vivir sin tensiones, sino sentir y responder con energía a la llamada de esa labor que nos espera para poder realizarnos».
VICTOR E. FRANKL,
El hombre en busca de sentido, 1946.

    
El estrés es la respuesta psicofisiológica del individuo, ante determinados estímulos estresores. Un episodio de estrés arranca de una situación ambiental o personal que influye sobre la persona planteándole demandas o exigencias que ésta no controla o no puede atender, representando esa falta de control una amenaza para la misma. Es decir, se produciría un desequilibrio entre las demandas del entorno y los recursos con que la persona cuenta para afrontarlas, percibiendo además que no atender esas demandas tiene consecuencias negativas para ella.

Así mismo, si además se perciben dichas demandas con continuidad en el tiempo, y su intensidad y duración exceden el umbral de tolerancia de la persona, comienza a ser dañino para su estado de salud y afecta a su calidad de vida hablamos de: Estrés Negativo o Distrés. Pero ¡¡ojo!! Que no siempre el estrés hace referencia a efectos negativos, pues también toda persona requiere de niveles moderados de estrés (unas más y otras menos) para responder  satisfactoriamente a sus expectativas y a las exigencias del entorno (estrés Positivo o eustres)

Siguiendo la anterior definición, la respuesta de estrés dependerá de diferentes factores:

1)      El entorno,
2)      La manera como percibimos ese entorno

3)    La percepción que tenemos de nuestros propios recursos para enfrentar las demandas que se nos presentan. 

El entorno es más difícilmente controlable e impredecible. Pero sí podemos controlar la manera de percibir las demandas de ese entorno mediante: entrenamiento cognitivo para controlar pensamientos irracionales, técnicas de relajación…. Y también podemos aprender nuevos recursos personales que nos enseñen a controlar las demandas del entorno. Por ejemplo mediante técnicas y herramientas para gestionar los conflictos de manera positiva.

Este entrenamiento se basa principalmente en el aprendizaje de técnicas, herramientas y habilidades como: Comunicación, asertividad, empatía, escucha activa y negociación.

Comunicación: El estrés y nuestro estado anímico tienen una influencia importante sobre cómo nos relacionamos con otros. Nuestras relaciones sociales vienen marcadas por nuestra capacidad de comunicación con los demás. Comprender la importancia de la comunicación verbal y no verbal y adquirir habilidades para una comunicación eficaz puede entrenarse.

Asertividad: La asertividad es aquella habilidad personal que nos permite expresar de forma adecuada nuestras emociones frente a otra persona, y lo hacemos sin hostilidad ni agresividad. Una persona asertiva sabe expresar directa y adecuadamente sus opiniones y sentimientos (tanto positivos como negativos) en cualquier situación social.
El entrenamiento asertivo permite reducir el estrés, enseñando a defender los legítimos derechos de cada uno sin agredir ni ser agredido. 

Escucha activa: Escuchar activamente consiste en un esfuerzo, físico y mental de querer captar con atención la totalidad del mensaje que se emite, tratando de interpretar el significado correcto del mismo e indicándole mediante retroalimentación lo que creemos que hemos entendido. Oír y escuchar de manera activa no es lo mismo. Podemos aprender las diferencias y entrenarlas.

Empatía: La empatía es una habilidad básica para establecer relaciones humanas, en tanto capacidad de comprender, ser sensible o experimentar los sentimientos, pensamientos y experiencias de otro. Pero, cuidado!! La empatía puede contribuir también al desgaste emocional. Hay que conseguir un equilibrio interior al poner en práctica la empatía, ponernos en el lugar del otro para entenderlo pero no fundirnos con él.

Negociación: Como proceso para la resolución de conflictos entre dos o más partes.  Aprender a negociar en la vida personal o profesional es muy útil para afrontar los problemas cotidianos y hacerlo de la manera más adecuada es esencial para la gestión positiva de nuestros conflictos. A negociar también se aprende y se refuerza con el entrenamiento.

Mediante el conocimiento y entrenamiento en estas técnicas, herramientas y habilidades, nuestra percepción de control de nuestros recursos personales será mayor y realmente  nos podremos enfrentar a las situaciones que nos producen estrés de manera más hábil y segura, e incluso prevenirlas.

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Referencias Bibliográficas:
ü       Davidson, Jeff. Sobrevivir al Estrés. Ed Prentice Hall. Guías de bolsillo. 2001
ü       Fisher, R., Ury, W., Patton, B. “Obtenga el sí. El arte de negociar sin ceder”. Grupo planeta. 2012.
ü       Manual Ibermutuamur. Cómo combatir el estrés laboral. http://www.ibermutuamur.es/IMG/pdf/MANUAL_COMO_COMBATIR_EL_ESTRES_LABORAL_-_web.pdf