Ya estamos sintiendo algo más cerca y real que se acerca el momento de salir del confinamiento y, sin embargo, ¿nos aparecen sentimientos encontrados?. Quizás sintamos alegría porque podremos volver a nuestra actividad laboral, a ver a nuestros familiares, a salir y sentir aire y el sol…. Pero al mismo tiempo ¿aparece otra emoción que nos hace mirar a la puerta de salida con cierto recelo, incluso rechazo?.. y es el miedo el que nos puede apartar ahora de eso que tantos días estamos deseando hacer ... salir de este encierro!!
Y es que es posible, que después de tantos días de confinamiento el miedo se haya instaurado en nosotr@s. Y, en cierto modo, es normal pues a nuestra mente le hemos estado infundiendo el mensaje de que estamos dentro para protegernos del peligro que puede estar fuera, el peligro de contagio. Y, ahora, hemos de asumir que podemos salir pues el peligro ya es menor (pese a que tenemos que seguir guardando medidas protectoras). Hasta ahí bien, saldremos pero manteniendo las medidas de seguridad que se nos propongan o impongan y nos iremos ahora acostumbrando a una “nueva forma de relacionarnos” durante bastante tiempo.
Pero ¿qué ocurre si, en el momento de salir a la calle, nos quedamos paralizad@s y nuestro cuerpo responde con ansiedad? Pues, alerta! Porque podríamos estar sufriendo algo parecido al trastorno de agorafobia mezclado con el miedo a la contaminación. En casos extremos los síntomas podrían ser: taquicardias, temblores, mareos, vértigos, hormigueos, sudoración, dificultades para respirar, desmayos, vómitos, palpitaciones, etc. y en estos casos deberíamos recurrir a un especialista para que nos ayude. Pero lo que pretendo con esta práctica es que no lleguemos a ese extremo y sepamos detectar los primeros síntomas y romper la cadena.
⇣. Sentimos miedo a salir a la calle porque “nos podemos encontrar a gente y no saber cómo actuar, corremos el miedo de contagiarnos, nos asustan las caras de pánico que vemos detrás de las mascarillas….” Este miedo nos genera ansiedad, nerviosismo… que realmente no salta ante la situación de salir sino ante la anticipación de esa situación. Si nuestra respuesta es “No salgo”, lo que conseguimos es evitar la situación que anticipamos desastrosa y, con ello, reforzamos el acto de “quedarnos protegid@s en casa” y correremos el riesgo de que el miedo lo sintamos cada vez más real y nos resulte cada vez más difícil superarlo.
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SITUACIÓN: Nos disponemos a salir a la calle a hacer compras o dar un paseo
PENSAMIENTO: Me voy a empezar a encontrar con gente y no se si voy a ser capaz de guardar la distancia de seguridad, y si se acerca qué le digo, y si me contagio…
RESPUESTA EMOCIONAL: Ansiedad
RESPUESTA CONDUCTUAL: Mejor no salgo, ya me dará el aire otro día y encargo la compra. (evito la situación y refuerzo así la conducta de quedarme en casa)
¿Qué hacer entonces? Pues recogemos el miedo, entendemos por qué lo tenemos, lo aceptamos y nos enfrentarnos a él, es decir, a las situaciones que de manera anticipada estamos tachando de posibles elementos ansiógenos ante los que creemos no saber responder.
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SITUACIÓN: Nos disponemos a salir a la calle a hacer compras o dar un paseo
PENSAMIENTO: Me voy a empezar a encontrar con gente y no se si voy a ser capaz de guardar la distancia de seguridad, y si se acerca qué le digo, y si me contagio…
RESPUESTA EMOCIONAL: Ansiedad
RESPUESTA COGNITIVO-CONDUCTUAL: Tengo miedo, es normal, no pasa nada pues voy a buscar soluciones por si esas situaciones que me asustan se dieran. Busco soluciones a los posibles problemas que me pueda encontrar, me enfrento a ellos si suceden. Salgo de casa y evalúo, de manera real, los riesgos que me imaginaba. Me demuestro que si alguien se acerca me echaré hacia atrás para cumplir con las medidas de seguridad, que puedo dar un paseo sin correr riesgos. Y si hay situaciones que no he sabido afrontar de manera positiva, buscaré otras alternativa…. Al salir, me enfrento al miedo que me había creado sobre hipótesis que no sé si sucederán o no y que si no las enfrento corro el riesgo de que se acrecienten y me incapaciten cada vez más.
"No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor" Alejandro Dumas