martes, 29 de octubre de 2013

Los buenos padres dan regalos, los padres brillantes ofrecen su propio ser (Inteligencia Emocional)

La Inteligencia Emocional es una herramienta fundamental para el desarrollo de nuestros/as hijos/as. Las emociones son grandes condicionantes de nuestra conducta y pueden influenciar nuestra vida en multitud de sentidos. Su manifestación, puede convertirnos en personas integradas socialmente o excluídas, todo depende de la manera en que las manejemos.
Como refuerzo al entrenamiento de los pequeños queremos ofreceros una serie de lecturas para los padres y las madres. En esta primera, extraída del libro “Padres brillantes, maestros fascinantes” de Augusto Cury, queremos transmitiros algunas claves que pueden ayudaros en esta tarea de padres, madres y educadores.

Ayudar a nuestros hijos a utilizar la inteligencia emocional es ayudarles a tener habilidades para afrontar los retos de la vida cotidiana con confianza y seguridad en ellos, en los demás y en el futuro
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Los niños no necesitan padres impresionantes, sino seres humanos que hablen su lenguaje y que sean capaces de penetrar en su corazón.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos: autoestima, protección emocional, capacidad de manejar la pérdida y la frustración, y de filtrar los estímulos estresantes, de dialogar, de escuchar.
Los buenos padres, dentro de sus recursos, se encargan de satisfacer los deseos de sus hijos. Les hacen fiestas de cumpleaños, les compran zapatos, ropa, productos electrónicos, e incluso les proporcionan viajes.
Los padres brillantes dan a sus hijos algo incomparablemente más valioso, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su ser, su historia, sus experiencias, sus lágrimas y su tiempo. Los padres brillantes, cuando tienen los medios, dan regalos materiales a sus hijos pero no los alientan a ser materialistas, porque saben que el consumismo puede aplastar la estabilidad emocional, así como generar pensión y placeres superficiales. Los padres que siempre están dando regalos a sus hijos son recordados por un momento. Los padres que se preocupan por dar a sus hijos una historia se vuelven inolvidables.
¿Quiere usted ser un padre o una madre brillante? Tenga el valor de hablar con sus hijos acerca de los días más tristes de su propia vida, y la audacia de hablarles de sus dificultades en el pasado. Cuénteles sus aventuras, sus sueños y los momentos más felices de su existencia.
Para formar la personalidad de los hijos, es fundamental que los padres permitan que les conozcan y para ello deben educar las emociones y crear vínculos sólidos y profundos.
Una vez, un niño de nueve años le preguntó a su padre, que era médico, cuanto cobraba por consulta. Su padre se lo dijo. Un mes después, el hijo fue con el padre, sacó algunos billetes de su bolsillo, rompió su cochinito y le dijo a su papá con lágrimas en los ojos: «Papi, he estado queriendo hablar contigo desde hace mucho, pero nunca tienes tiempo. He ahorrado suficiente dinero para pagar tus honorarios. ¿Hablarás conmigo?»
Sus hijos no necesitan dioses, sino seres humanos. No necesitan ejecutivos, doctores ni administradores de negocios, lo necesitan a usted tal y como es. Adquiera el hábito de abrir su corazón ante sus hijos y déjelos registrar una imagen excelente de su personalidad. ¿Sabe lo que ocurrirá? Ellos se enamoraran de usted. Tendrán el placer de ir con usted, de estar cerca de usted. ¿Hay algo mejor que eso?

Recortes de “Padres brillantes, maestros fascinantes”.Augusto Cury. (Lectura recomendada para padres, madres y educadores/as)

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